El cementerio de Sant Gervasi se inauguró el 1853. Destaca, no sólo por el arte funerario que se puede encontrar en su interior sino también, por su ubicación: desde la explanada superior las vistas sobre la ciudad de Barcelona son impresionantes, rodeados de montaña y con el mar como horizonte.
Las calles del cementerio de Sant Gervasi reproducen la arquitectura y el urbanismo de finales del siglo XIX.
Entre los ilustres enterrados hay Lluís Domènech y Montaner, varias de sus obras son Patrimonio de la Humanidad, el gran arquitecto descansa en un sencillo nicho, y el poeta Joan Maragall, a la sombra de un almendro.
